Con una musiquita de fondo les escribo. Recientemente he recibido noticias que me han alegrado en gran manera. Una de ellas ha sido el nacimiento de la hija de una amiga cercana que amo. Hemos crecido juntas y nos hemos acompañado en diferentes etapas, desde estudiantes en el colegio y ahora profesionales, esposas y ella madre. Me invade el gozo cada vez que me manda una foto de su familia. Realmente verla gozándose su maternidad y superando cada reto, me llena de gozo a mi también. Otra noticia que también me alegró mucho fue la concepción de una criatura de unos muy buenos amigos, hoy ya más grande que una habichuela adentro de una pancita asomándose que empieza a estrechar los hilos de la blusa de algodón. Muy explícita la descripción, pero en mi caso, hasta que no veo la panza, no me lo creo. Ambas noticias asociadas a una nueva vida, dadas por la unión de un hombre y una mujer que se aman, y que esos hombres y esas mujeres sean mis amigos, me hace pensar precisamente sobre esa amistad.
La pregunta de estos tres minutos, ¿por qué amigo o amiga mía tu gozo es el mío? ¿Por qué suelen ser tan dulces y excitantes las buenas noticias de los que amas? Más que una perfecta respuesta, lo que quiero es celebrarlo porque es bueno. Si por respuesta es, podemos decir qué esto radica en el amor, gozarse en el gozo de los demás es una manera práctica de amar, y a la vez lo refleja. Si yo quiero darte un regalo, mi mayor motivación es agradarte, hacerte sentir especial y ver tu rostro de felicidad en el momento en que lo recibas y lo disfrutes. Mi motivación es verte a ti disfrutando, y como te amo, lo disfruto. La amistad es definida como una relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia, y llegas a amarlos como si lo fuesen, y los consideras así. ¿Qué me dice esta simple definición? Que la relación está caracterizada por el afecto, la simpatía y la confianza, y que es establecida. Para que algo se establezca, tiene que empezar a funcionar. ¿Cómo empieza algo sin que alguien lo haya empezado? ¿Cómo se mantiene algo si alguien no lo ha mantenido? ¿Como establecemos relaciones que cumplan con estas características? Aprovechando y facilitando oportunidades para que esto sea posible. Siendo conscientes de esas oportunidades y cuando se den, nutriendo eso que ya empezó. Sé que no toda interacción produce necesariamente una amistad profunda y duradera, pero mi actitud y mi orientación hacia ellas asfaltará el camino a experimentar estas relaciones hermosas de afecto, simpatía y confianza. ¿Y dígame usted, si en este mundo, eso no es un bálsamo para el alma, un refrigerio en el solsticio de verano?
Ayer fue un día de verano en el que pude ver relaciones de amistad con estas características y hasta la posibilidad de establecer nuevas. Yo sí creo en grupos de personas unidas por sangre y por fe, compartiendo felicidades y tristezas, dándose la mano y amándose los unos a los otros. ¿Qué es un cachú? No creo, ni nada grandioso lo es, sería mayonesa. Ok ya, discúlpenme a los que la disfrutan tanto (Gian). El punto es que da trabajo, pero los resultados son extraordinarios. Los amigos adornan nuestras vidas y nos ayudan a caminar este recorrido en el que estamos de paso. Abramos nuestro corazón a nuevas amistades y rescatemos aquellas que hemos dejado perder por estar muy ocupados en vidas absortas por nosotros mismos, sin darnos la oportunidad de servir a otro, de ser afectuoso, simpático y digno de confianza.
Gloria a Dios por todo.
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