Los saludo con mucho cariño, a todos los que están leyendo estas palabras. Espero estén muy bien, reconozco que este ha sido un tiempo intenso para todos, de mucha reflexión, donde se han reordenado nuestras prioridades e ir al supermercado es toda una travesía. En estos días he estado leyendo varios artículos en relación a nuestra vida post COVID-19. ¿Será que volveremos a nuestra normalidad? Cuando hablo de normalidad hablo de mis hábitos que caracterizan mis días, a lo que todos perseguimos día a día. No sé ustedes pero yo no quisiera volver a la normalidad si esto implica;
Olvidar completamente todo lo que he aprendido en este tiempo de intensa y constante reflexión,
si volveré a llenar mi agenda con eventos y compromisos que no le agregan valor a mi vida o a mi alma,
si volveré a querer controlar todo para terminar completamente decepcionada,
si volveré a resistirme a recibir con gracia lo que por gracia he recibido,
si volveré a olvidarme de lo divino que es vivir y entregarle tu vida voluntariamente a quien desde un principio te la regaló,
si volveré a esto, no quiero volver a la normalidad, que les parece una nueva normalidad.
Una nueva normalidad es única, porque nosotros lo somos. En vez de volver a ella, podemos transformarla, una en la que podamos sacarle provecho a nuestros batallas y luchas, en la que podamos hablarle a nuestro corazón verdades y no a opiniones o percepciones de terceros, en la que nos permitamos ser creativos y explorar y poner al servicio de nuestras familias y comunidad nuestros talentos. He bajado de mi apartamento dos veces, la segunda vez lo hice para ir al parque con mi madre. No vi nada que no me esperaba, un parque abandonado, seco y desolado. La razón por la está así es la falta de personas que lo cuidan y le dan mantenimiento a las plantas y a la tierra.
Durante este aislamiento que sin lugar a dudas formará parte de nuestras vidas por un tiempo considerable, podemos nutrir no solo nuestros cuerpo, sino nuestra alma, que en medio y a pesar de las circunstancias puede estar llena, nutrida y acompañada. Como dijo C.S. Lewis, “No tienes un alma, eres un alma y tienes un cuerpo”. Nuestro cuerpo es tan frágil, y el que no lo sabía, le deberíamos reiterar “mi querido Watson, es momento de que lo entiendas”, pero nuestra alma puede ser fortalecida en medio de CUALQUIER circunstancia. Para darle objetividad al asunto y abrir nuestro espectro, el alma es definida en el diccionario como “una entidad abstracta tradicionalmente considerada la parte inmaterial que, junto con el cuerpo o parte material, constituye al ser humano; se le atribuye la capacidad de sentir y pensar”. Espero no olvidar que no solo tengo que cuidar que los virus y las bacterias se alojen en mi ropa, en mis zapatos, en mi cartera, y en las llave del carro, tengo que cuidar mi alma de todas las cosas que la contaminan, que en cierto sentido hacen que perezca y sea una muerte en vida sin Cristo. Reconozco que no es el sentir o la fe de muchos pero esperemos que este tiempo no pase desapercibido por ninguno de nosotros.
Señores, encontremos verdadero gozo y disfrutemos a quienes nos acompañan en esta cuarentena. Agradecimiento especial a Mistolín, Quita grasa, Suavizante, Detergente, Alcohol , jabón de cuaba, jabón de fregar, Cloro, guantes y esponja, muchas gracias, han hecho la diferencia. Un poco de humor pero sobre todo FE para combatir el Temor.
P.S. Le agradezco a mi familia y amigos por conectarse conmigo en largas conversaciones y reconozco públicamente a mi amado esposo, que no se ha apartado de mi ni un momento, 24/7 durante el último mes, quién lo diría.
Gloria a Dios por todo.
#FESOBREELTEMOR #FAITHOVERFEAR # QUÉDATEENCASA #APLANEMOSLACURVA
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