Si que lo es.
Después de que mi vida laboral ha sido significativamente transformada en los últimos meses, no me queda más que reflexionar sobre eso a lo que llamamos trabajo. Hay situaciones que tienen un significado, pero no lo vemos porque estamos cegados por una percepción errónea que tenemos de ellas. Una mujer que quiero mucho me dijo un día, “Karla, háblate más de lo que te escuchas”. Ahí hay tela filosófica para cortar, pero en términos simples, no desproporciones las cosas por tus conversaciones internas, ya que estas no siempre son positivas. Háblale más verdad a tu corazón para poder observar las cosas en su justa proporción. Esta es la lista de verdades sobre el trabajo que he internalizado y que me permiten en muchos casos ver esa realidad en su justa proporción, apreciando lo bueno y aceptando los retos que trae:
1. El trabajo es un elemento esencial de nuestro paso por la tierra, y eso no se limita al que es remunerado. El trabajo es todo el esfuerzo que utilizamos para producir o explotar recursos y suplir nuestras necesidades como seres humanos. Esto se ve diferente para cada individuo, pero podríamos coincidir en que siempre hay algo que nos mueve a la ejecución.
2. Los trabajos vienen y se van, y con ellos vienen y van muchas cosas. Entre ellas hay una invaluable que tiene el potencial de trascender en el tiempo. Estas son las buenas relaciones con colegas y compañeros de trabajo. Atesorarlos es una bendición.
3. Si bien es cierto que mi trabajo puede ser mi pasión, en los momentos en los que no lo sea y lo que haga no sea lo más estimulante, está generando recursos para yo satisfacer mis necesidades o la de los demás, eso es bueno.
4. El trabajo es si mismo dignifica, sea que esté lavando ropa, cargando unas cajas, vendiendo comida, o analizando unos estados financieros, mi tiempo y mi esfuerzo van a producir un resultado positivo, por lo que puedo celebrarlo.
5. Puedo siempre ser fuente de cosas que quiero ver en mi ambiente de trabajo como frescura, colaboración, compañerismo, empatía, organización y servicio. Si me quejo de lo que no hay, me pierdo la oportunidad de ver lo que sí y lo que puedo aportar.
6. La sana competencia puede ser muy estimulante, un empuje para dar un salto, pero nunca debe ser una motivación para que nos demos el permiso de patear la escalera de crecimiento a otros.
7. Las oportunidades de crecimiento laborales no vienen en bandeja de plata, hacerse la opción obvia es una buena estrategia para que te tomen en consideración. Ahora, siempre y cuando en nosotros no falte la iniciativa y la comunicación. Hay veces que tienes sed y te preguntan si quieres agua, hay otras en las que tienes aún más sed y antes de que te la ofrezcan, la pides, y en ese momento te buscan una jarra de agua fría con hielo.
8. Hay días fascinantes, otros frustrantes, pero es lo mismo, días para llorar, días para reír, días para sembrar, días para recoger. La pérdida de una cosecha no significa que todas las otras se van a dañar. Un día frustrante no determina la calidad de un trabajo.
9. Si tomamos un horario de 8am a 5pm de lunes a viernes como referencia, estamos trabajando 40 horas a la semana, 2080 horas al año. Si empiezas a trabajar a los 20 y te retiras a los 65, en esos 45 años habrás trabajado 93,600 horas. Es una cantidad que merece nuestra atención, lo que haga en esas 93,600 será una gran parte de nuestra vida y puede representar la mayor cantidad de oportunidades de dejar una huella positiva en el mundo.
Sé que no soy la única que escucha a la gente constantemente quejarse sobre la carga de trabajo o la ausencia de la misma. Y sí, muchas veces nosotros mismos formamos parte de ese grupo. Y sí, así somos, ni muy allá, ni muy aquí, ni muy frío, ni muy caliente, ni mucho trabajo pero tampoco poco. Ok, ¿pero y entonces?, bueno, para llegar a ese balance en el que queremos estar hay que trabajar, y mucho. ¿Alguna vez has visto un malabarista en acción, una persona haciendo yoga utilizando su cabeza como soporte, un jugador de baloncesto girando una pelota con su dedo índice, una persona caminando sobre una cuerda, dos niños en el parque usando un sube y baja? ¿Puede el balance producirse sin trabajo? No, requiere esfuerzo, intensión, enfoque, determinación, disciplina, y muchas horas sabiamente invertidas. ¿Alguna vez has visto un programa cazatalentos donde lo que más te motiva es asombrarte por esas grandes habilidades? Si nos asombramos de lo que el trabajo de otro produce, podemos ver frutos, asombrarnos y agradecer por lo que nuestro trabajo produce. No hacerlo nos puede llevar a ver esas 93,600 horas de trabajo como una razón para quejarnos, pero nuestra vida tiene propósito, nuestro trabajo también. Que las mentiras que creemos sobre el mismo no nos roben la posibilidad de ver verlo en su justa proporción. En mi caso es un instrumento para glorificar a Dios, el que me creó, el que ya me ha regalado y me sigue regalando miles de horas para trabajar. Todo lo que Dios hizo, es bueno. Los fines de semanas son buenos, pero los lunes, los martes, los miércoles, los jueves y los viernes también.
Gloria a Dios por todo.
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