Construir con lo que escribo es mi mayor propósito y debo admitir que estas 4 semanas del primer mes del año han sido un gran reto. Relajando he dicho, “el primero de febrero empezamos de nuevo”. Estoy lista para poner las cosas en perspectiva y entender que no tengo que borrar el primer mes, el show debe continuar.
¿Qué ha pasado? Apareció una nueva cepa, asaltaron el capitolio y aquí en RD todo el mundo inconforme.
1. Surgió una nueva cepa del covid que tiene a Inglaterra en Jaque, pero no va a llegar al mate, están vacunando más rápido que de pronto. Según un estudio del Imperial College de Londres, la nueva cepa es cerca del 50% más transmisible que otras, y que esto eleva el número R. Este es el número de personas promedio a las que una persona puede contagiar. Se dice que este indicador es ideal que esté por debajo de uno pero con esta nueva variante, este no ha sido el caso. Por esto, el confinamiento está más estricto que nunca y el frio no facilita las cosas.
2. Asaltaron el capitolio de Washington. El ex presidente de Estados Unidos estimuló el desorden y no cualquier desorden. Entre campañas de comunicación del presunto robo de las elecciones por parte de Biden y otras teorías conspirativas, un grupo de alborotadores, descritos así por la prensa estadounidense, asaltaron la sede el Congreso de los Estados Unidos, estamos hablando de un asalto contra una propiedad que representa la democracia y el orden. No sé qué dirían Washington o Lincoln al respecto.
3. La disconformidad con el toque de queda y el cacerolazo se vuelve un símbolo de protesta con distanciamiento, asunto que quisiera enfatizar porque me compete como ciudadana dominicana. Esta vez la inconformidad la tienen los pequeños negocios dominicanos ocupados en su sustento y permanencia en el mercado bajo los efectos del COVID. Lo irónico es que la tocamos para sacar un partido del poder, y ahora al nuevo partido elegido democráticamente porque no estamos de acuerdo con las decisiones que están tomando. He escuchado frases como, “Luis Abinader se está dejando presionar, no sabe manejar la presión de los empresarios”. Un gobierno no es un ejército de un hombre, y muchas veces los ciudadanos no estamos en una posición adecuada para hacer un juicio de valor sobre que tan bien o mal se está manejando la situación, especialmente cuando no invertimos tiempo en analizar números y escuchar otras perspectivas. Sin embargo, hay otros mecanismos que pueden ser más eficientes que una crítica con poca investigación como base o una olla desafinada. Hay distintos grupos de ciudadanos canalizando propuestas para apoyar a los tomadores de decisiones. No sé lo que ustedes piensan, pero esto definitivamente puede ser un mejor uso de nuestro tiempo y creatividad para mitigar los efectos del covid en nuestra sociedad.
Ahora bien, en medio de toda esta pandemia, no ha parado la violencia intrafamiliar, la trata de personas, los suicidios, el cáncer, la injusticia, la corrupción y la impunidad. “Wao Karla pero que motivador”. Saber que todo eso sigue ahí pone al covid en su lugar y no lo define como el único monstruo que hay que destruir y que si este desapareciese el mundo fuese otro, uno nuevo, restituido y libre. No hay forma en que piense todo esto e ignore lo vana que sería mi esperanza puesta en este tierra y que más vana sería mi vida si no invierto el oxígeno en mis pulmones en hacer algo bueno con ella. Es verdad, nos ha tocado adaptar nuestras vidas a una mística de aplanamiento de curva pero mientras todo esto pasa, cada 40 segundos una persona se quita la vida. Nuestro mayor problema como humanidad no es el covid y nunca lo será, nuestro enemigo está más cerca y no es aéreo. Lo que sí puedo entender es que hoy más que nunca debo estar alerta a lo que veo, lo que escucho, lo que promuevo, lo que digo y lo que leo, todo esto puede alimentar verdades o mentiras que puedo creer sobre mi misma. Dios no lo quiera en algún momento pensar que la vida no tiene sentido, que no hay ningún propósito, que estoy sola y que es mejor arrebatarme de las manos el maravilloso regalo que recibí, mi vida. Lamentablemente nuestro estilo de vida nos está alejando de las verdades y conectándonos con mentiras sobre la vida, el éxito, el sufrimiento, la familia, y nosotros mismos. Mi deseo es que apaguemos el piloto automático, que cuidemos nuestras mentes en el aislamiento físico, que estemos presentes en las vidas de los que amamos, que nos hagamos presente en la vida de conocidos que pudieran convertirse en hermanos y que entendamos que el Covid NO reina y nunca será nuestro mayor problema. He decidido empezar un año nuevo en febrero, no puedo esperar 365 días más para reenfocar mi perspectiva, y si es necesario, en marzo también lo haría.
Gloria a Dios por todo.
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